Diez claves para adelgazar sin morir en el intento

¿Harto de hacer una dieta tras otra sin obtener resultados? ¿Has dejado una dieta a los dos días porque te morías de hambre? ¿Quieres adelgazar y llevar una vida sana, pero no quieres pasarte la vida comiendo sólamente jamón cocido? Si has respondido sí a alguna (o a todas) de estas preguntas, este decálogo es para ti.

1. Aligera tus cenas

La cena es la última comida del día, de modo que a menos que pretendas salir a bailar hasta que salga el sol, deberías procurar que sea lo más ligera posible. Ojo, no hablo de ayunar, el cuerpo necesita sus nutrientes. Mejor cena algo de ensalada, carne a la plancha, yogur desnatado...

2. Muévete

No hay mucho que añadir aquí, son puras y simples matemáticas, si quieres adelgazar debes quemar más calorías de las que consumes. Así que ponte las deportivas y sal a caminar, correr, montar en bici, nadar o cualquier cosa que se te ocurra.

3. Elije actividades que te motiven

Esto viene al hilo del punto dos. Si odias correr con todas tus fuerzas, no te empeñes en convertirte en runner, porque lo dejarás a los tres días. Tienes cientos de buenas opciones para hacer deporte, prueba varias hasta que encuentres una que te motive y te guste. ¿Qué tal patinar? ¿O unas clases de baile? Cualquier ejercicio es bien recibido.

4. Comparte tus planes

Créeme, es más fácil saltarse la dieta o el ejercicio si nadie sabe que estás en ello. Sin embargo, si hay alguien pendiente de que no lo hagas, te será más duro dejarlo, aunque sólo sea por la vergüenza de abandonar. ¿Quieres quedar como una blandengue?

5. Ayúdate con complementos alimenticios

No, no te hablo de esas pastillas que anuncian actrices y cantantes en la tele, y que además cuestan un dineral. Me refiero más bien a plantas y semillas que te darán un buen empujón de forma sana (y sin destrozar tu bolsillo): cola de caballo, té verde, semillas de chía...

Más información aquí.

6. Abandona la pereza

Y esto te lo dice la reina de las vagas. No vamos a engañarnos, qué bien se está en el sofá viendo la tele y comiendo comida basura. O qué cómodo es el ascensor y qué desagradables las escaleras. ¿Verdad? Pues no, tienes que desterrar la vagancia de tu vida, mantente ocupado, muévete, no te sientes en el sofá nada más acabar de comer, sube por las escaleras, ve andando al trabajo (en la medida de lo posible), ofrécete a pasear el perro de tus padres, llévate a tu sobrino al parque.... Seguro que hay mil opciones que te permiten darte un poco más de vidilla.

7. Come más fruta y verdura y menos guarrerías

Ah, la comida basura: pizza, hamburguesa, kebab... Qué rico todo y qué mal nos hace. Ya no sólo a la línea, ojo, sino a la salud. El cuerpo humano necesita llevar una dieta variada y equilibrada para funcionar con normalidad, necesita verduras, proteínas, hidratos, incluso grasas, pero todo en su justa medida. Y con esto no digo que haya que desterrar la comida basura para siempre, ni mucho menos, todos podemos darnos un capricho de cuando en cuando, pero siempre con moderación.

8. Hazte amigo de la báscula

Todos los que pesamos o hemos pesado de más odiamos a ese chisme infernal, pero es hora de hacer las paces con él. En una dieta o en cualquier proceso de adelgazamiento, la báscula puede ser nuestra mejor amigas. ¿Qué mejor satisfacción que ver cómo, semana a semana, van bajando esos terroríficos números? 

9. Lleva un seguimiento de tus progresos

Bien sea en una libreta, en un documento de word o en un blog como este, apunta lo que comes, el ejercicio que haces, el peso que pierdes... Puedes incluso añadir fotos para ver con tus propios ojos cómo tu cuerpo cambia semana a semana. No sólo es gratificante comparar tus progresos, sino que son un gran apoyo para cuando las ganas de seguir empiezan a agotarse.

10. No te lo tomes tan en serio

A menos que tu sobrepeso suponga un grave problema de salud y debas adelgazar urgentemente (en cuyo caso te recomiendo que acudas a un buen especialista), tienes que recordar que no se trata de matarse de hambre ni de desfallecer haciendo ejercicio. Si una semana no pierdes nada, no te preocupes, a la siguiente seguro que ha ido mucho mejor. Si un día te saltas la dieta, ya lo compensarás al día siguiente. Es importante que recuerdes que no se trata de un sprint, sino de una carrera de fondo. No te marques metas imposibles, ni centres toda tu vida en adelgazar. No dejes de salir a cenar con tus amigos porque estás a dieta, ni te pases el día obsesionado contando calorías.

Recuerda siempre esta máxima: Has de disfrutar de la vida.


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